Emociones: La tristeza
Hablemos
de la tristeza, otra emoción que
tiene mala prensa, que tratamos de ocultar
porque en nuestra cultura la tristeza está mal, o tiene que durar poco. Y es
una emoción completamente normal.
“Estar triste es sentir melancolía. Sentir melancolía
es catalogar el paisaje interior como sombrío. La mirada personal se posa sobre
lo que se ve y se piensa de modo pesimista.”
Rojas Enrique, Adiós
Depresión (2006)
La
tristeza es un estado de desesperanza, de desasosiego. Pienso que la tristeza
aparece cuando perdemos algo o alguien
a lo cual estábamos muy apegados. Las pérdidas
nos llevan a este estado que va desde la tristeza hasta la melancolía.
Muchas
veces la tristeza aparece acompañada de otra emoción: la rabia. Como nos ocurre en épocas de duelos. Ante la pérdida de
un ser querido, aparece la rabia, la no aceptación de esa situación y luego la
tristeza.
Cuando somos conscientes de que ya no se puede
hacer nada más aparece la tristeza. La tristeza nos lleva a pensar la pérdida y
hacerla consciente, pensar la falta, y aceptarla.
Para
hablar de tristeza no hace falta perder a un ser querido, a veces aparece ante
pérdidas más pequeñas pero que son significativas para nosotros, pérdida de un
trabajo, pérdida de una pareja, de una amistad, pérdida de un objeto que
valorábamos, etc.
También
aparece la tristeza ante nuestras fallas
o lo que consideramos “fracasos”, sobre todo en personas con baja
autoestima, o que se culpan por todo lo que sucede. Personas con un alto grado
de exigencia y que no logran lo que se proponen. En este caso la tristeza se
relaciona con patrones de la
personalidad. Personas con un estilo pesimista, que piensan que el o ella
causan los problemas que aparecen, o con un estilo rígido, con un alto nivel de
ética y moral, que tiene escasa adaptación a los cambios.
En
cuanto a los estilos de personalidad es importante realizar psicoterapia para conocerse, ser consciente
de la forma en que existimos en el mundo y flexibilizarnos.
La
tristeza se aprende a gestionar en la infancia, así como todas las emociones,
si nuestros padres nunca se permitieron estar tristes o nunca nos permitieron
llorar por nuestras pérdidas o frustraciones, entonces cuando somos mayores no
nos permitimos sentir esa emoción. Y como ya sabemos, eso nos enferma.
¿Qué nos viene a
decir la tristeza?
Esta
emoción nos enlentece, nos hace poner
una pausa, aislarnos y nos lleva
a la introspección. Nos dice: “es
momento de retirarte a tu soledad y pensar acerca de lo sucedido, es momento de
mirar hacia adentro para ver qué pasa”.
De
este modo aprendemos a empatizar con otros y también generamos empatía en
aquellos que nos rodean, despertando
sentimientos de cuidado y protección. Nos dice: “está bien ser vulnerables,
déjate cuidar….”
La
tristeza aparece en diferentes grados, desde una emoción normal hasta una depresión o melancolía, que ya son
extremas y patológicas. En este caso necesitamos un tratamiento no sólo
psicoterapéutico sino también psiquiátrico. Y ¿cómo diferenciarlas? Porque en
la tristeza hay un motivo o motivos detectables y entendibles pero en la tristeza
patológica el relato se dispersa, los motivos no suenan lógicos para el que
escucha.
Es increíble la capacidad de empatizar con el paciente y leer esto me confirma que elegí muy bien a mi psicóloga.
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